El cliente se enfrentaba a un desafío significativo: necesitaba un almacén refrigerado para 800 palets de polímeros no contaminantes durante el periodo estival. Estos polímeros, utilizados en diversas aplicaciones industriales, requieren un ambiente de almacenamiento específico con temperaturas controladas entre 15 y 18ºC para evitar su deterioro. Sin un control adecuado de la temperatura, el riesgo de deterioro del material era elevado, lo que podría resultar en pérdidas económicas y afectar la calidad del producto final.
El mayor reto radicaba en que la cámara refrigerada requerida normalmente se utilizaba para el almacenamiento de productos alimenticios. Esto planteaba la necesidad de establecer protocolos estrictos para evitar cualquier contacto o contaminación cruzada entre los productos, garantizando la seguridad y la calidad tanto del material químico como de los alimentos almacenados.
Además, se requerían tres formatos diferentes de embalaje (sacos de 25kg, big bags y octavines):
Los inconvenientes que habían eran:
- No todos los operadores logísticos con capacidad de temperatura controlada podían gestionar estos materiales no alimenticios, ya que muchos son exclusivamente para alimentación.
- Pocos operadores podían almacenar todos los formatos, sobre todo los octavines de 2 metros eran un inconveniente.
- Poder almacenar tal cantidad de palés y con una temperatura tan concreta de entre 15 y 20 º era complicado.